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Natalia Lafourcade es, sin lugar a dudas, una de las artistas más importantes de la música latina. Ganadora de tres premios Grammy anglo y 15 premios Grammy Latino, la artista mexicana ha revolucionado el cancionero latinoamericano con los temas que ha escrito y las canciones que ha interpretado.

Con más de 20 años de carrera y nueve discos de estudio, Lafourcade ha logrado lo que muy pocos artistas: el respeto de la industria, el respeto de los músicos y, al mismo tiempo, récords en ventas y numerosos premios. Con De todas las flores, la gira que lleva el nombre de su última producción discográfica y que la trae a Colombia después de ocho años, agotó la boletería en pocos días. Hubo que abrir una nueva fecha en el Movistar Arena y las entradas ya están prácticamente vendidas. EL TIEMPO conversó con la artista mexicana.

Junto con el disco ha lanzado un pódcast y un libro. A veces parece que tiene tantas cosas para decir que no alcanza con un solo medio, que siempre necesita más. ¿Usted se siente así?

Sí, totalmente. A veces siento que necesito tres Natalias más (risas). Tengo tanto para decir y creo que por eso hago lo que hago. Creo que por eso me dedico a la música y quiero hacer un libro y quiero hacer tantos proyectos porque, al final del día, se vuelve un campo infinito. Y lo más fuerte es que no me conformo. O sea, como que termino todo eso y ya estoy pensando en otro proyecto y estoy pensando en otra cosa; a veces tengo que parar mis caballos. Debo decirme a mí misma, “espérate”, porque cada proyecto tiene su naturaleza, tiene su ritmo y cada proyecto te lleva por un camino diferente. Entonces, estoy aprendiendo. Estoy aprendiendo a tener paciencia y esperar a que cada proyecto me dé sus regalitos.

¿Qué ‘regalitos’ le ha dado el disco

¡Muchos! Principalmente, volver a la música. A la música inédita. Eso para mí fue como romper un hielo. Tenía mucho de no hacer un disco propio y no me había dado cuenta de que la idea, en un punto de mi ser o de mi sistema, era aterradora. No sabía cómo iba a volver a hacer todo un disco mío.

¿Cómo surge la idea del pódcast?

Para empezar, tengo que decir que el pódcast me hizo aprender muchísimas cosas. Cuando haces los discos, en mi caso, cuando hago discos, cuando llego a la parte de la promoción, todo sucede muy rápido. Hablo mucho de mi proyecto, pero la sensación es como que ni yo misma sé qué hice ni por qué, por qué pasó todo lo que pasó. Y mientras estoy en las entrevistas voy entendiendo un montón de cosas. Una de las razones por las que quise hacer el pódcast fue porque no me iban a bastar los 20 minutos de las entrevistas para contar este proyecto.

¿La ayudó en esta tarea?

El pódcast me permitió ir desmenuzando en capas y entender muchos aspectos de mi mente, de mí, de mi forma de crear, de mi creatividad. Me ayudó a conocerme más y luego conocer a mis compañeros, conocer a mi mamá, conocer a mis colegas, a mis compañeras compositoras. Me permitió entender otras cosas que nunca, nunca antes, ningún lado había entendido, y logró que sacara cosas que nunca había sacado.

¿Qué es la música para usted?

¿Qué te puedo decir? Como todos los seres humanos, soy insegura, pero hay una sola cosa de la cual estoy muy segura y es de la música. De que la música es mi labor en esta vida y en este mundo. Amo hacer música, la disfruto muchísimo y creo que también la música es mi medicina y por consiguiente se convierte en medicina para otras personas. Y eso se me hace como el regalo más inmenso que me pudieron haber dado. Y vivo agradecida por eso.

¿Pero ha tenido momentos difíciles con su carrera, verdad?

Hay momentos en que he pensado, ¿cómo voy a volver a hacerlo? ¿Por dónde empiezo? Cuando llego a ese punto, uso mucho la metáfora de volver al jardín interno, al jardín propio. Eso fue para mí este disco: fue volver a mi jardín, a mi jardín personal de juego y decir “órale, hacía mucho tiempo que no venía para acá”. Y bueno, pues tengo que limpiar la tierra, tengo que volver a acomodar el espacio para poner nuevas semillas y eventualmente que vengan nuevas flores. Así fue y ahora lo entiendo de esa manera, que son ciclos y creo que me he reconciliado con esa parte. Creo que este disco también me ha traído ese regalo. El regalo de entender que es normal no saber, que es normal el vacío, que es normal volver a empezar. ¿Y qué padre, no? Qué padre poder hacer eso.

¿Le gusta escuchar sus discos?

Justo hace unos meses hice el ejercicio de escuchar todos mis discos, lo hice porque necesitaba hacer ese viaje en el tiempo. Estaba sola en mi casa y los escuché todos, todos mis discos, hasta los que no están en plataformas. Los escuché en orden y la verdad me sorprendió lo que escuché. Porque en muchas ocasiones había llegado a pensar que en mis discos no había sido tan honesta, pero ya que los escuché todos y fui a través del tiempo dije: ¡qué fuerte esta Natalia! Escuché a la Natalia de esas canciones, como Elefantes, El destino... esa forma de escribir tan naif, tan inocente, pero al mismo tiempo tan pícara y ya como mostrando un poco ciertas cosas que siento que se fueron manteniendo a través del tiempo. Encontré que en esos discos hay honestidad.

Para los oyentes, es un disco muy especial, muy femenino, ¿lo siente usted también?

¡Ay, sí! Siento que De todas las flores es un disco que tiene una fuerza femenina impresionante. O sea, me rebasa. Jamás me hubiera imaginado que yo iba a lograr algo así. Es un disco que en la música, en los arreglos, en las letras hay algo que va muy de la mano con esta herida, esta herida que está ahí, que está abierta, que está viva. Pero que creo que entre unos y otros tenemos que ir ayudándonos a reparar; porque siento que no es solo una herida de las mujeres, es una herida de la humanidad, totalmente, y pues es ir cambiando paradigmas, cambiando programas, cambiando aspectos de cómo vivimos.

¿Siente que el movimiento feminista está, finalmente, generando las conversaciones que necesitamos?

Sí. Celebro mucho los debates, celebro mucho las conversaciones, celebro mucho poner sobre la mesa cómo me siento, qué pasa, qué creo. Celebro cuando vienen esas charlas donde se comparte y donde se habla, pues eso justamente ayuda a que vayamos cambiando nuestras formas. Y creo que es un trabajo colectivo así, inmenso y masivo y que cada quien va aportando desde su lugar lo que puede.

Si tuviera la posibilidad, ¿qué momento de su carrera le gustaría vivir una y mil veces?

Tal vez todo el momento de Hasta la raíz Es un disco que a la fecha escucho y digo ¡wow, wow! Me hace conectar con muchas emociones, con muchos momentos de mi vida.

Definitivamente es un disco extraordinario, pero ¿qué lo hace tan especial para usted?

¿Sabes qué me pasa con ese disco? Que creo que ese disco me ayudó a conectarme con algo más. Me ayudó a entender que las canciones vienen de otro lado. O sea, que hay algo más aparte de uno con las canciones, que hay algo más que hace que las canciones se conviertan en lo que son. Es como una especie de alquimia que se genera en ese momento. De repente, la información baja y se hace canción. Hay canciones en ese disco que quizás no fueron tan hits como Hasta la raíz, pero que para mi gusto son igual de fuertes, igual de profundas.

Usted se reinventa constantemente. ¿Siente que es parte esencial de su carrera?

Hay momentos en los que uno sabe que hay que mover las estructuras y reinventarse como artista, pero he entendido que, al final del día, no es solamente reinventarte como artista, sino también reinventarse como persona.

Del cancionero latinoamericano, ¿cuál es esa canción que cuando la escucha piensa: me hubiera encantado escribirla.

Son muchas y muchas las he grabado, pero definitivamente en esa lista están Alfonsina y el mar, Tonada de luna llena, Paloma negra y Gracias a la vida , de Violeta Parra.

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2023-05-28T07:00:00.0000000Z

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

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