Casaeditorialeltiempo

Le contamos cómo saber si está sufriendo el síndrome del trabajador quemado.

Guía práctica para identificar y entender los detonantes de esta ‘enfermedad moderna’ y cómo enfrentarla correctamente.

THE CONVERSATION (*) - MADRID

Experimentar estrés en el trabajo de vez en cuando es normal, pero cuando ese estrés se vuelve cada vez más frecuente, o incluso permanente, termina consumiendo a la persona hasta llevarla a un punto de agotamiento extremo que afecta tanto su desempeño laboral como su salud. Esta situación es conocida en inglés como

burnout o síndrome del ‘trabajador quemado’.

Hasta no hace mucho, el burnout solía ser considerado un problema relacionado con una ‘mala gestión de la vida cotidiana’, pero en el 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) le asignó la etiqueta de “fenómeno laboral” para reflejar claramente que hablamos de una enfermedad laboral producida por el estrés crónico.

Según un estudio realizado por la OMS, cerca de un 10 por ciento de los trabajadores del mundo están afectados por el síndrome del ‘trabajador quemado’ o surmenage, como se le conoce en francés, porque es claro que no hay sociedad que hoy escape a este problema.

¿Cómo saber si usted lo está padeciendo? Algunos de los síntomas más comunes son: fatiga física y mental, importante disminución en el rendimiento profesional, falta de motivación para realizar las tareas cotidianas, sensación de frustración e irritabilidad. Pero también hay señales externas. Por ejemplo: ¿alguien de su entorno le ha pedido que trabaje menos?

A esto no se llega de la noche a la mañana. Las personas que sufren el síndrome del ‘trabajador quemado’ normalmente han estado expuestas a situaciones de estrés y ansiedad durante bastante tiempo, por lo que llegan a un punto de quiebre en el que la fatiga toma posesión de su organismo causando problemas a nivel físico y psicológico.

Para entenderlo de manera sencilla, es lo mismo que pasa si un deportista se somete a un sobreentrenamiento: si lo hace de forma ocasional, sufrirá una lesión en principio leve que, con algo de descanso y fisioterapia, podrá ser superada. Pero si entrena por encima de sus capacidades reales durante meses, es muy probable que sufra una lesión grave, que no se recupere solo con algo de descanso y que requiera tratamiento médico especializado.

Y esto es exactamente igual con el síndrome de ‘estar quemado’: poner al máximo las capacidades mentales durante un tiempo prolongado genera un daño profundo que unas vacaciones o un descanso no podrán solucionar. Y solo con un tratamiento médico especializado, acompañado por un cambio de hábitos, quien padezca esta situación podrá tener opción de irse recuperando.

Además, cuando el entrenamiento físico está mal gestionado, suelen salir perjudicados los músculos y los huesos. Pero cuando nuestra mente es la que ha sido exprimida más de la cuenta, las consecuencias son mucho más variadas y complejas. Una persona quemada puede experimentar problemas no solo emocionales, sino también cardiovasculares, digestivos, respiratorios, óseos… Debemos ser conscientes de que nuestra mente controla todo nuestro organismo, por eso los síntomas psicosomáticos pueden manifestarse a cualquier nivel. El abanico de síntomas del síndrome de ‘estar quemado’ es muy amplio. Y estos pueden derivar en temas muy delicados como cuadros de ansiedad, depresión, insomnio, alcoholismo o drogadicción.

Los factores que influyen

Existen varios factores que influyen en este síndrome. Entre los más destacables están:

– La amplitud de la jornada laboral u horarios. Tienen influencias biológicas y emocionales claras: alteraciones del ritmo cardíaco, ciclo sueño-vigilia, etc.

– La seguridad y estabilidad del trabajo, especialmente en época de crisis. Perder el trabajo o estar bajo la presión de perderlo durante un tiempo prolongado.

– Falta de formación profesional para desempeñar las tareas. No estar preparado y, por lo tanto, no poder hacer correctamente el trabajo.

– No saber decir ‘no’ y asumir más carga de trabajo de la que realmente podemos llevar a cabo.

– La estructura y clima organizacional: organizaciones complejas, con muchos requerimientos, exceso de burocracia y responsabilidades que pueden afectar al grado de control del individuo, incluyendo un alto nivel de estrés, carga de trabajo excesiva o poca autonomía profesional.

– Las relaciones interpersonales con otros compañeros de trabajo basadas en la falta de confianza, poca o escasa cooperación o abiertamente destructivas, con altos niveles de tensión.

– Factores familiares que hagan que el trabajador se vea siempre desbordado por su trabajo.

Pero aparte de las razones objetivas del entorno laboral, también hay factores de la sicología del individuo que pueden ser poderosos detonantes de esta situación, como un exceso de autoexigencia, una baja tolerancia al fracaso, el perfeccionismo, la ambición, creerse indispensable, tener pocos intereses –y vida– fuera del trabajo o ser excesivamente idealistas.

Dicho esto, ¿cómo podemos enfrentar el ‘síndrome del trabajador quemado’ para que la situación deje no solo de atormentarnos, sino que no pase a mayores en términos de nuestra salud? Esto es lo que recomiendan los especialistas en el tema.

(*) Este artículo fue elaborado con dos textos de The Conversation y otras fuentes periodísticas. The Conversation es una organización sin ánimo de lucro que busca compartir ideas y conocimientos académicos con el público. Reproducido aquí bajo licencia de Creative Commons.

El abanico de síntomas del síndrome de ‘estar quemado’ es muy amplio. Y estos pueden derivar en temas muy delicados, como cuadros de ansiedad, depresión, insomnio, alcoholismo o drogadicción.

Portada

es-co

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

https://casaeditorialeltiempo.pressreader.com/article/282235195035098

Casa Editorial El Tiempo