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El ‘boom’ de la India es un mito peligroso

La opinión general señala que su economía está en auge y posiciona al país como la gran historia de éxito del siglo XXI. Pero más allá de la ilusión de las cifras del PIB, nada esta más lejos de la verdad.

ASHOKA MODY (*) - © PROJECT SYNDICATE - PRINCETON (*) Profesor visitante de Política Económica Internacional en la Universidad de Princeton, trabajó anteriormente para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es autor de ‘India is Broken: A Pe

Las élites indias están entusiasmadas con las perspectivas económicas de su país, y ese optimismo se refleja en el extranjero.

El Fondo Monetario Internacional prevé que el PIB indio aumente un 6,1 % este año y un 6,8 % el próximo, lo que la convierte en una de las economías de más rápido crecimiento del mundo.

Otros comentaristas internacionales han ofrecido previsiones aún más efusivas, declarando la llegada de una década india o, incluso, de un siglo indio.

En realidad, la India se precipita por una senda peligrosa. Todos los vítores se basan en un juego de cifras falso. Más que otras economías, la de la India ha oscilado en los tres años naturales que van de 2020 a 2022, cayendo bruscamente dos veces con la aparición del covid-19 y recuperando después los niveles anteriores a la pandemia. Su tasa de crecimiento anualizada durante estos tres años fue de un débil 3,5 %, aproximadamente la misma que en el año inmediatamente anterior a la crisis del covid.

Todas las previsiones de mayores tasas de crecimiento en el futuro se extrapolan a partir del último repunte de la pandemia. Sin embargo, incluso con las limitaciones relacionadas con la pandemia en gran medida en el espejo retrovisor, la economía se desaceleró en la segunda mitad de 2022, y esa debilidad ha persistido este año. Describir la India como una economía en auge es una ilusión disfrazada de mala economía.

Peor aún, la exageración oculta un problema que se ha agravado en los 75 años transcurridos desde la independencia: la anémica creación de empleo. En la próxima década, India necesitará 200 millones de empleos más, en términos netos, para dar trabajo a quienes están en edad de trabajar y buscan trabajo. Pero este reto es prácticamente insuperable, teniendo en cuenta que la economía no consiguió añadir ningún nuevo puesto de trabajo neto durante la pasada década, cuando cada año se incorporaban al mercado entre 7 y 9 millones más de demandantes de empleo.

Esta presión demográfica suele desbordarse, alimentando protestas y episodios de violencia. En 2019, 12,5 millones de personas solicitaron 35.000 vacantes en los ferrocarriles indios: se prometió un puesto de trabajo por cada 357 personas que lo buscaron. En enero de 2022, las autoridades ferroviarias anunciaron que no estaban dispuestas a realizar las ofertas de empleo. Los solicitantes se lanzaron al ataque, quemando vagones y destrozando estaciones.

Ante la escasez de empleos urbanos, decenas de millones de trabajadores regresaron durante la pandemia para ganarse la vida a duras penas en la agricultura, y muchos han permanecido allí.

El sector agrícola indio, ya en crisis, emplea actualmente al 45 % de la población activa del país. Las familias de agricultores sufren un subempleo persistentemente elevado, y muchos de sus miembros comparten un trabajo limitado en parcelas cada vez más pequeñas debido a la subdivisión generacional.

La epidemia de suicidios de agricultores persiste. El Gobierno retrasa desmesuradamente el pago de los salarios a quienes buscan ansiosamente ayuda de los programas de garantía de empleo rural, lo que desencadena protestas recurrentes.

Economía rota

Para demasiados indios, la economía está rota. El problema radica en el pequeño y poco competitivo sector manufacturero del país. Desde las reformas liberalizadoras de mediados de los ochenta, la cuota del sector manufacturero en el PIB ha descendido ligeramente, hasta cerca del 14 por ciento, frente al 27 de China y el 25, y subiendo, de Vietnam.

India posee menos del 2 % de las exportaciones mundiales de productos manufacturados y, al ralentizarse su economía en el segundo semestre de 2022, el sector manufacturero se contrajo aún más.

Sin embargo, es a través de las exportaciones de productos manufacturados intensivos en mano de obra como Taiwán, Corea del Sur, China y ahora Vietnam llegaron a emplear a un gran número de sus habitantes. India, con sus 1.400 millones de habitantes, exporta aproximadamente el mismo valor de productos manufacturados que Vietnam, con 100 millones de habitantes, y Vietnam está a punto de adelantarse.

Los que creen que India está en la cúspide de la grandeza suelen centrarse en dos acontecimientos recientes. En primer lugar, los contratistas de Apple han realizado inversiones iniciales para ensamblar iPhones de gama alta en la India, lo que lleva a especular con que un alejamiento más amplio de China por parte de los fabricantes beneficiará a la India, a pesar de los considerables problemas logísticos y de control de calidad del país.

Aunque este resultado es posible, los análisis académicos y los informes de los medios de comunicación son desalentadores. El economista Gordon H. Hanson anticipa que los fabricantes chinos trasladarán la fabricación intensiva en mano de obra de los caros centros costeros del país al interior, menos desarrollado, donde los costos de producción son más bajos.

Además, los inversores que abandonan China se dirigen principalmente a Vietnam y otros países del sureste asiático que, junto con China, son miembros de la Asociación Económica Integral Regional.

India ha evitado formar parte de este bloque comercial preferencial, porque sus fabricantes temen no poder competir cuando los demás Estados miembros accedan más fácilmente al mercado indio.

En cuanto a los productores estadounidenses que se alejan de China, la mayoría están “casi deslocalizando” sus operaciones a México y Centroamérica.

En conjunto, aunque algunas de las inversiones procedentes de este movimiento podrían llegar a

India, lo cierto es que las entradas de inversión extranjera cayeron año tras año en 2022. La segunda fuente de esperanza son los Planes de Incentivos Vinculados a la Producción del Gobierno indio, que se introdujeron a principios de 2021 para ofrecer recompensas económicas por la producción y el empleo en sectores considerados de valor estratégico.

Por desgracia, como advierten Raghuram G. Rajan, exgobernador del Banco de la Reserva de la India, y sus coautores, es probable que estos planes, al igual que las anteriores ayudas a los fabricantes, acaben simplemente engordando los beneficios empresariales. La carrera heroica de la India con las startups unicornio también se está desvaneciendo.

Futuro poco rentable

El reciente auge del sector se basó en una financiación barata y un aumento de las compras en línea por parte de un pequeño número de clientes durante la pandemia. Pero la mayoría de las nuevas empresas tienen escasas perspectivas de rentabilidad en un futuro próximo. Las compras por parte de la pequeña base de clientes se han ralentizado y los fondos se están agotando, incluso para empresas como Byju, el gigante de la tecnología educativa.

Mirando más allá de la ilusión creada por el repunte de la India desde las profundidades del covid, el pronóstico económico del país parece sombrío. Mientras la demanda de empleo siga creciendo, la economía luchará cada vez más por ofrecer un empleo digno y honorable.

En lugar de caer en ilusiones e incentivos industriales artificiosos, los responsables políticos deberían aspirar a impulsar el desarrollo económico mediante inversiones en capital humano y la incorporación de más mujeres a la población activa. Eso es lo que han hecho todos los países con éxito económico desde la Revolución Industrial.

El maltrecho Estado indio ha evitado en repetidas ocasiones enfrentarse a sus retos a largo plazo y ahora, en lugar de superar los déficits fundamentales de desarrollo, los funcionarios buscan soluciones milagrosas. Atizar el bombo sobre un inminente siglo indio no hará sino perpetuar los déficits, sin ayudar ni a India ni al resto del mundo.

A fondo

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2023-05-28T07:00:00.0000000Z

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

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