Casaeditorialeltiempo

¿Cómo va nuestra economía?

Ante los datos del Dane Sergio Clavijo

El Dane reveló que nuestra economía se expandió a un ritmos del 3 % anual durante el primer trimestre de 2023. Aunque esta cifra es aceptable en el contexto internacional, presagia un crecimiento cercano a cero para el año como un todo. Nótese que este guarismo es bastante inferior al 8,2 % del mismo periodo de 2022 y que los sectores dinámicos de comercio e industria crecieron por debajo del 1 % anual. Más aún, las cifras de marzo de 2023 mostraron contracciones en ventas (-3 %) y producción real (-2 %).

La agricultura continuó con expansiones casi nulas, mientras que la construcción pasó al plano negativo (-3,1 %). Afortunadamente, la minería se aceleró a un satisfactorio +3,6 % anual. El único sector con significativo buen comportamiento ha sido el financiero (+22 %), pero esta cifra es irrepetible en la medida en que continuará menguándose el crédito por causa de una testaruda inflación de dos dígitos, la cual ha requerido que el BR lleve su tasa repo al 13,25 % para contenerla.

Estos resultados van a contrapelo de los anuncios del Gobierno: en vez de tenerse mayor industrialización, lo que se observa es que nos continúan salvando los (necesarios) sectores minero-energético y de servicios financieros (¿sectores zánganos, Presidente?).

Y tampoco se está logrando un buen tránsito de los excesos de consumo (en 2021-2022) hacia la necesaria revitalización de la inversión productiva en 2023: la formación bruta de capital cayó a ritmos preocupantes del -10 % anual en este primer trimestre, al tiempo que el volumen de importaciones crecía más rápidamente que el de exportaciones en más de dos puntos reales. Esto a pesar de haberse tenido una devaluación a ritmos del 20 % anual durante este primer trimestre. Luego es evidente que la política petrista de elevar los aranceles tampoco añadiría a una flotación cambiaria que ha estado a favor de un mejor potencial exportador.

Pero es que lograr la diversificación exportadora requiere menos ideología y mejores estrategias promercado (sí, esas que tanto le disgustan al petrismo). Si las firmas en Colombia no encuentran apoyo en esa inversión extranjera que tiene el know-how, y solo enfrentan mayores tasas impositivas (58 % por toda fuente), ¿cómo esperar más industrialización? Si los potenciales exportadores no ven dinámica en las concesiones viales requeridas para sacar sus productos, ¿cómo concretar la estrategia exportadora que tanto añora el mincomercio, Germán Umaña?

La otra importante métrica para saber cómo va el país tiene que ver con el conocido índice de “sufrimiento macroeconómico” = (inflación + desempleo) – crecimiento del PIB real. Resulta que este índice había ido disminuyendo de manera satisfactoria en pos de la Constitución de 1991, pasando del horrible 31 % de la década de 1980 hacia un 28 % durante los difíciles años 1998-2002, y a solo un 13 % durante la consolidación de la independencia del BR en 2003-2022. Así que, contra lo afirmado por Petro, la CP-1991 ha redundado en mejor bienestar macroeconómico al reducirse dicho “sufrimiento” a menos de la mitad (esto gracias a menor inflación y mayor crecimiento, mientras que el empleo continúa siendo elevado).

Para el 2023, dicho sufrimiento estará elevándose hacia un preocupante 22 %, resultante de 11 % en inflación, 11 % en desempleo promedio y crecimiento probablemente nulo (según lo arriba señalado). La fibra social es muy sensible a estos resultados de “sufrimiento” macroeconómico y en año de elecciones territoriales no sería de extrañar que este mayor descontento se reflejara en rechazo electoral a las listas impulsadas por el errático petrismo. Mientras se tiene una problemática inflacionaria global, la administración Petro continúa obtusa sobre verdaderas soluciones a los problemas de alto desempleo y bajo crecimiento estructural.

Opinión

es-co

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

https://casaeditorialeltiempo.pressreader.com/article/281758453665242

Casa Editorial El Tiempo